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Monica Ramoneda Rueda Empecé a estudiar periodismo sin estar segura de dónde me llevaría aquello; fue luego, ya dentro de la universidad y habiendo aprendido que para ser periodista no basta -ni mucho menos- con asistir a las clases que te ofrecen en la facultad, que empecé algo así como una autoformación para llegar allí donde todavía estoy yendo: a un periodismo de investigación, herramienta para comunicar conflictos. "El primer paso para solucionar un conflicto es detectarlo", me dijo un día un profesor. Con este leit motiv bajo el brazo, fui cofundadora del Observatorio de Cobertura de Conflictos; centro de investigación adscrito a la Universidad Autónoma de Barcelona. Allí realizo análisis e investigación periodística sobre el tratamiento de conflictos por parte de los medios de comunicación. El aprendizaje sobre análisis del discurso me dio la visión de que comunicar correctamente es -bueno, debería ser- una función determinante de los profesionales de la comunicación. A un paso de terminar la carrera entraron las Nuevas Tecnologías en mi vida profesional. Realicé las prácticas finales de mis estudios en Enredando.com, bajo la dirección de Luis Ángel Fernández Hermana y siendo Enredando.com una verdadera universidad para mí. Y se terminó mi periodo de prácticas y yo seguía yendo cada día a la oficina; hasta que, viendo que no me iba, Luis Ángel me "enredó" hasta convertirme en moderadora y gestora de conocimiento en red, dos nuevos perfiles de periodista, para muchos todavía desconocidos, pero determinantes en la evolución necesaria de esta profesión Alfabetizada digitalmente me fui a Guatemala. Al principio viajaba allí en mis vacaciones de verano, colaborando con una ONG local, COMADEP, y viviendo la vida de selva y sabana en toda su plenitud. Nació el amor, el amor hacia este país y sus gentes de maíz; así que llegó un día en que llené mi mochila, compré un pasaje de avión sólo de ida y me planté en el Petén - en el norte del país, frontera con Chiapas- con el encargo de trabajar para la recuperación de la memoria histórica de las comunidades indígenas. Son bastantes los periodistas y teóricos de la comunicación que afirman que es erróneo escribir sobre alguien con quien no se ha compartido al menos un poco de su vida; y yo comparto esta opinión. Es tan erróneo como ejercer de corresponsal desde un hotel, reducto de una Europa en miniatura en medio de algún país olvidado hasta el día en que ocurre alguna desgracia. Analizar e investigar sobre la memoria histórica de la cultura maya -cultura oral, perseguida insistentemente con la voluntad de aniquilarla (hasta el 1996 con puro genocidio escondido tras el nombre de 'guerra civil'; ahora con planes económicos, corrupción, exclusión social y brutal desgobierno)- me hizo pensar que el paso de la oralidad a la virtualidad podría ser una herramienta para crear conocimientos, organizar la participación e incidencia social de estas culturas y, como dice Ryszard Kapuscinski, "ofrecer el micrófono a los sin voz".
"En
un país donde se han buscado todas las fórmulas para
rebajar las calenturas de la violencia y la pobreza,
Mi currículum en datos concretos:
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